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martes, 17 de abril de 2012

LA CAPACIDAD DE CURACIÓN y LAS RELACIONES PERSONALES


Extraído de un texto de   Dr. Jorge Carvajal Posada

Las relaciones humanas no se rompen, se desanudan. Cuando rompemos relaciones algo también se rompe dentro de nosotros: perdemos integridad adentro y afuera, pues nos quedamos con la herida del resentimiento que afecta permanentemente nuestra vitalidad.
Si desanudamos con paciencia los lazos que nos une, esos lazos jamás se romperán aunque estemos muy lejos; nos llevaremos el regalo de la lección aprendida más que el sentimiento de fracaso que nos amarra al pasado.

Los resentimientos son cicatrices sensibles en tu corazón que generan úlceras, hipertensión, cáncer, colitis, artritis y muchas enfermedades crónicas. El nombre y apellido de muchas de las enfermedades que vemos en la práctica clínica es resentimiento, o sea, sentimientos no resueltos o mal reparados porque hubo una ruptura en la relación.
No permitan jamás que una relación llegue al extremo de la ruptura que destruye esa red de soporte emocional que da sentido a la vida: de la integridad de esa red depende el pronóstico de la salud, la enfermedad y la vida. Hay una definida relación entre la capacidad de curarse de una enfermedad grave y la calidad de relaciones que uno tiene consigo mismo y con otros.
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Si a mí en medicina, alguien me dijera: mire descubrimos un medicamento que duplica la supervivencia de los pacientes con un tipo de cáncer muy maligno, yo les diría: ese es un médicamente imperial, eso es una revolución en la medicina, y ya estaríamos hablando por prensa, radio y televisión. Bien, ese medicamento existe y es el SOPORTE AFECTIVO.
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Si ustedes dicen desde su corazón “puedes contar conmigo” la persona se está soportando en ustedes, le están dando sentido a la vida... Podemos vivir de muchas maneras pero sin sentido es imposible vivir. Realmente por donde se nos reventó el hilo de la vida, en nuestra cultura es por el lado del sentido. El sentido no es verbal Se comunica con la mirada, desde el silencio, con la actitud, desde el acompañamiento, desde los actos, desde los hechos, desde la vida.

El ritual de desarrollo es el punto de partida de la vida; es lo que más necesitamos cuando nacemos y también cuando nos estamos muriendo. No necesitamos muchas oraciones, ni muchas palabras sabias, necesitamos silencio, acompañamiento, ternura, disponibilidad, es todo lo que necesitamos. Necesitamos un hombro donde llorar, necesitamos en quien soportar nuestro dolor; necesitamos un colchón amortiguador, para que nuestras caídas no sean tan duras.

Cuando se hacen estadísticas, se demuestra que la gente puede fumar, puede beber, puede trasnochar, puede hacer muchas cosas pero lo único que no puede hacer: es romper sus relaciones, porque el riesgo de infarto, el riesgo de morir, el riesgo de enfermar de una enfermedad crónica, de aquel que no tiene soporte relacional, es mucho más grande que el riesgo de una persona que fuma o bebe pero está contento porque se siente querido. 


El sentirse querido es el principal alimento de la vida.



6 comentarios:

  1. Me gusta mucho esta frase final :
    " Sentirse querido es principal alimento de la vida"

    El equilibrio y la armonía hay que trabajarla mucho pero necesitamos de los demás para poder llegar a la plenitud.
    Un saludo

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  2. Gracias Candela.
    Un gran abrazo.
    Eva

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  3. Eva, es maravilloso como el Dr.Jorge Carvajal Posada ha descrito de una manera tan sencilla lo que para muchas de nosotras ha sido un misterio toda la vida. Nadie hablaba de sentimientos. Ni mucho menos de desanudar los sentimientos. Esto generó unos resentimientos que, a falta de entenderlos y de manejarlos sólo se sabia focalizar contra una misma. A veces esas ruptura no era una sino varias igualmente mal resueltas. No teníamos palabras para expresar ese gran vacío, que una sentía dentro. No se sabia porque un fracaso te conducía a otro más duro, más destructivo...Ignorábamos que nuestras angustias se pudieran solucionar con el soporte afectivo. Y aunque lo hubiéramos sabido, dónde encontrar-lo. Se perdió el sentido de la vida. Necesitamos silencio, acompañamiento, ternura, disponibilidad...pero lo ignorábamos. I terminamos por no sentirnos nunca queridas, alienadas y tristes pensábamos en la muerte como una liberación.

    Os agradezco a ambos que a mi edad, sesenta y cinco años, haya logrado comprender qué fue lo que arruinó mi vida.

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  4. Esta mañana lavándome la cara, me vino a la mente con claridad este pensamiento "soy otra persona". Gracias Eva.

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  5. Gracias Pepita, ya sabes "¡Hay que lavarse la cara!"

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  6. Bonito “Darte cuenta” Llum... “El resentimiento guardado”.

    El resentir es siempre contra alguien que me ha hecho algo. Se hace resentir cuando son cosas qu
    e hemos callado.
    El resentir es contra alguien, pero acabamos sintiendo que la culpa es nuestra y como tu dices: “..generó unos resentimientos que, a falta de entenderlos y de manejarlos sólo se sabia focalizar contra una misma”.
    Volcamos la culpa sobre nosotros: “Yo tengo la culpa”.

    Cuando una persona “no se ha sentido querida” aunque hubiese sido querida (al estar en una incubadora, por ejemplo), nunca se sentirá querida, ...es como quien no sabe hablar en un idioma que no ha aprendido, que no conoce, y por tanto: “no sabe manejarse en ese lenguaje”.

    Por eso, no es que “Terminamos por no sentirnos nunca queridas”, es que empezó porque nunca nos habíamos sentido queridas, nunca aprendimos ese “idioma”.
    Y lo importante no es que hacen los demás a favor o en contra nuestra, sino que hacemos nosotros por nosotros.

    ¿Qué queremos hacer ahora nosotras con nuestras vidas?
    ¿Qué podemos hacer ahora nosotras con nuestras vidas?
    ¿Qué tenemos que hacer ahora nosotras con nuestras vidas?

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